¿Qué puede uno hacer cuando se han agotado las instancias?
Refugiarse en uno mismo, tomar distancia y pensar.
El amor existe y espera en un ignoto rincón de este mundo.
Solo hay que reconocer el momento en que uno debe salir de la rueda, una en la que se corre desesperadamente sin llegar a ninguna parte, en la que se repite error tras error, esperanza vana tras desilusión, interminablemente, irremediablemente, como la rueda esa, en la que el hamster corre día a día sin llegar nunca a un final.
Saltar de esa cinta de Moebius en la que felices nos subimos ceyendo que esa persona es nuestra mitad, nuestro complemento, para darnos cuenta de que fuimos nosotros quienes la inventamos, idelizando como idiotas a quienes terminan por destruirnos.
Tomar distancia y pensar, darnos cuenta de que el mundo es mucho más grande que nuestro mundo, y que en algun lugar de éste, hay alguien que sin saberlo nos espera con la misma inconciencia con la que nosotros secretamente la buscamos.
A veces es cuestión de tiempo.
Tiempo para reconocer el fin.
Tiempo para aceptarlo.
Tiempo para encontrar un nuevo principio.
Texto: Javier A. Bence - Foto: Lola
1 comentario:
Tiempo, todo requiere de tiempo, hasta el fin.
Buen relato.
Besos
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